Monday, October 25, 2010

La revolución de los vivos/MIRANDO DE ARRIBA


Quintana, que es hombre de la derecha, se enriquece; Santos Ramírez se enriquece. Y tantos otros que en autos, propiedades, etc. han hecho de la "revolución" masista el negocio de sus vidas. Y hay imbéciles que siguen glorificando este "proceso". Tal vez en aras de recibir dividendos, igual que los demás, de la corrupción, el contrabando, el narcotráfico, la coima, el asesinato: delitos emblemáticos de este gobierno.
No extraña que en un país de escasa información, un grupo de exaltados, salidos de las más diversas manchas del género humano, pueda subir sin casi oposición. El factor ideológico no existe en Bolivia. No hay un discurso claro del masismo en cuanto a nada, ni programa y menos transparencia en las ideas. Su líder, por circunstancia presidente del país, dirigente cocalero, individuo controversial a quien incluso la Central Obrera despidió como traidor, habla de capitalismo, socialismo, neoliberalismo y a seguir sin empacho. El sujeto desconoce el abecé de cada "ismo" que nombra. Quiere fundar y refundar el planeta. Se creyó a pie juntillas el rey del mundo. Cierto que en algunos la vanidad crece desmesurada: Chávez, García Linera, ejemplos de la especie, pero sólo es posible cuando impera la ignorancia que nadie quiere vencer. Su ataque al analfabetismo tiene características de retoque. La masa aún vota donde le indican, donde la obligan individuos sin criterio ni caracterización política, elementos arribistas del desastre, señuelos de la venganza y el oprobio.
Nunca estuvo Bolivia tan desvalida. Y los profesores de historia de universidades extranjeras, como un profesor Teixeira del Brasil, que intentan dar un matiz serio a su análisis, no saben nada de la realidad nacional, trabajan sobre teorías cuya práctica fue debacle, sobre ilusiones infantiles de mundos nuevos que jamás se cumplen. Son tan ilusos como las muchachas que se desnudaban y amaban libremente a gil y mil durante el "flower power". Esas flores se marchitaron ya, y cada flor se marchita y las flores no tienen más poder que su aroma. Y si bien Evo es una flor salvaje del Ande, a la que en teoría el frío debiera darle mayor expectancia de vida, su destino viene a terminar el mismo.
Lástima, y eso se aplica de igual manera a la oposición, que no hay un discurso válido en Bolivia, ni quien se anime a proponerlo. Parece que nuestro destino es caer de margaritas a cardos, de violetas a kantutas, de heliconias a geranios. Un grande y efímero jardín sin jardineros.
2/2/09

Publicado en Opinión (Cochabamba), febrero 2009

Imagen: El Bosco/Detalle de El Jardín de las Delicias

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